En una maratónica sesión en la Cámara de Diputados, aprobamos la Ley Bases para darle al presidente herramientas que mejoren la situación económica que atraviesa el país.
En este sentido, voté a favor de la reversión del impuesto a las Ganancias. A partir de ahora, el mínimo no imponible será de $1.800.000 brutos para los solteros y de $2.200.000 para los casados con hijos.
La quita de este impuesto, con el “plan platita de Massa”, aprobado en su momento de manera irresponsable por la renovación, perjudicó enormemente a las provincias y generó un mayor proceso inflacionario. La Argentina merece decisiones responsables: para lograr el equilibrio fiscal se debe reducir el gasto, pero también hay que mover el aparato productivo. Sin actividad, no hay movimiento económico, por ende, el equilibrio fiscal puede caer por falta de recaudación.